De 15 de febrero a 4 de abril de 2020. La Gran, calle Nicolás Morales 38, 1º 8 B. 28019 Madrid.
Josep Tornero toma como título para su primera exposición en La Gran el bello pero desalentador arranque de una disputa en forma de poema que Pasolini mantiene a mediados de los años cincuenta con otros intelectuales de izquierda. (Oscuro es casi el mediodía / en la luz térrea del coppedé vivaz / y del mármol fascista, ya incoloro / uniforme casi desusado de lana / de antemarchas cínicos ya no primerizos / en una sucia fotografía). No en vano, el inventario de turbadoramente bellas imágenes que el artista muestra en sus últimos trabajos refleja un horror incesante que no es sino una constante que la historia repite mientras permanecemos deslumbrados por el espectáculo que el poder pone ante nuestros ojos, como ha descrito Pedro Medina.
La propuesta que Tornero presenta en La Gran está desarrollada a partir de un inventario de imágenes icónicas de la historia –fundamentalmente la más cercana– realizado mediante diversos registros técnicos, que hacen referencia al paso del tiempo y a la construcción del presente. Y supone una relectura, ampliada a partir de sus nuevas investigaciones sobre la memoria y la metamorfosis de las imágenes, de su proyecto “La desaparición de las luciérnagas”, otro poético título de referencias abiertamente pasolinianas. En ese trazado expositivo –mostrado en 2019 en el Centre del Carme de Valencia– el artista se remite a la desesperanza del cineasta y poeta italiano, quien en 1975 relacionaba metafóricamente la extinción de la luz de las luciérnagas en la Roma de los años 60 con el cegador resplandor que exhalaba la continuidad del fascismo, cuyos violentos reflectores, alimentados por la incombustible energía que genera el miedo, arrasaban la tenue luz emitida por los miles de pequeños lampíridos que construyen la cultura y la lucidez de los pueblos.
Partiendo de un trabajo previo de búsqueda y archivo, Josep Tornero pinta y realiza instalaciones pictóricas a modo de collage que buscan correspondencias entre imágenes en apariencia inconexas que permitan construir una historia, más allá de su carácter seriado. El extraordinario uso del blanco y negro y los efectos pictóricos de arrastre vienen a resaltar la crudeza de la luz mortecina de la que emergen, como fantasmas del pasado, imágenes de rostros carcomidos por el miedo, de bustos camuflados con máscaras de gas y de otras figuras grotescas que intentan acercarse a lo inenarrable, a la memoria reprimida. Imágenes pasadas por el tamiz de la pintura, alejadas del frío documento y todas ellas convencidas de su capacidad para remover la conciencia del espectador y que este no quede impasible.
Tornero entiende la imagen “como portadora de reminiscencias fóbicas, de tensiones emocionales que se transmiten de época en época. Lo más oscuro y reprimido de una cultura es lo que sobrevive, aunque sea como impresiones subyacentes al aparente orden formal”, como señala Anna Adell. Por eso, lejos de ocultarlas, Tornero se sirve de las diferentes imágenes que del horror han ido dejando los archivos (los desafiantes retratos de los soldados del ejército nazi, Juana de Arco afeitada por el verdugo, el Helter Skelter escrito por Manson con la sangre de sus víctimas, el humo de las Torres Gemelas cayendo, el anillo infernal de Sandro Botticelli, las Furias de Ribera…) para tratar de situar la perplejidad en el mismo centro de toda reflexión. De forma que esta perplejidad, en lugar de paralizar al espectador, le mueva a desterrar la desidia, activar el pensamiento y con él la luz de las luciérnagas que se resisten al resplandor cegador de los reflectores: organizar el pesimismo para descubrir en lo político un espacio de imágenes.
Para atreverse a brillar otra vez.
La Gran
Calle Nicolás Morales 38, 1º Nave 8B.
Madrid. Teléfono: (+34) 91 246 23 92 Email: info@lagran.eu
Josep Tornero titles his first exhibition at La Gran with a beautiful yet disheartening opening line from a poem by Pasolini from the mid-1950s. (Dark is almost noon / in the earthy light of the lively Coppedé / and the now colorless fascist marble / a nearly obsolete woolen uniform / of cynical advance guards, no longer inexperienced / in a dirty photograph). Not surprisingly, the inventory of disturbingly beautiful images that the artist presents in his recent work reflects an incessant horror that is a constant repeated by history while we remain dazzled by the spectacle that power places before our eyes, as Pedro Medina has described.
The proposal that Tornero presents at La Gran is developed from an inventory of iconic images from history—primarily the more recent ones—acquired through various technical recordings that reference the passage of time and the construction of the present. It represents a re-reading, expanded from his new research on memory and the metamorphosis of images, of his project The Disappearance of Fireflies, another poetically charged title with openly Pasolinian references. In that exhibition—shown in 2019 at the Centre del Carme in Valencia—the artist refers to the despair of the Italian filmmaker and poet, who in 1975 metaphorically linked the extinction of firefly light in 1960s Rome with the blinding glare exhaled by the continuity of fascism, whose violent spotlights, fueled by the unquenchable energy generated by fear, overwhelmed the dim light emitted by the thousands of tiny lampyrids that build the culture and clarity of peoples.
Building on previous archival research, Josep Tornero paints and creates pictorial installations in a collage format, seeking correspondences between seemingly disconnected images to construct a narrative beyond their serial character. The extraordinary use of black and white and the effects of pictorial dragging highlight the harshness of the dim light from which emerge, like ghosts from the past, images of faces eaten away by fear, busts camouflaged with gas masks, and other grotesque figures trying to approach the ineffable, the repressed memory. Images filtered through the lens of painting, distanced from the cold document, all convinced of their ability to stir the viewer’s conscience and prevent them from remaining indifferent.
Tornero understands the image «as a bearer of phobic reminiscences, of emotional tensions transmitted from era to era. The darkest and most repressed aspects of a culture are what survives, even if only as underlying impressions to the apparent formal order,» as Anna Adell notes. Thus, rather than hiding them, Tornero uses various images of horror left by archives (the defiant portraits of Nazi soldiers, Joan of Arc shaved by the executioner, Manson’s Helter Skelter written in the blood of his victims, the smoke of the Twin Towers falling, Botticelli’s infernal ring, Ribera’s Furies…) to place perplexity at the very center of reflection. This perplexity, instead of paralyzing the viewer, should prompt them to dispel apathy, activate thought, and with it, the light of the fireflies resisting the blinding glare of the spotlights: organizing pessimism to discover in the political a space of images.
To dare to shine once again.
Oscuro es casi el mediodía.
La Gran. 2020.
Oscuro es casi el mediodía.
La Gran. 2020.
Oscuro es casi el mediodía.
La Gran. 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía.
Luis Francisco Pérez, Josep Tornero, Pedro Gallego de Lerma.
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
Oscuro es casi el mediodía
La Gran, 2020.
La hora del lobo
Óleo sobre lino · 61 x 50 cm · 2020.
S/T
Óleo sobre tabla · 70 x 50 cm · 2020.
The Hooded Boy.
Óleo sobre lino · 180 x 180 cm · 2019.
The Masks.
Óleo sobre lino · 180 x 180 cm · 2019.
The Black Tide.
Óleo sobre lino · 195 x 195 cm · 2019.